La historia de Yarima y su encuentro con su hijo David

Yarima
Unos meses después de aquella grabación, durante la siguiente visita a Hasupuweteri, Yarima tomó la decisión de retornar a su tierra.

"Mi hermana, mi padre y yo estábamos en Estados Unidos y mi madre y mi hermano en el Amazonas. Recuerdo a mi padre decir 'voy a buscarlos y regresamos todos'", relata David.
Kenneth trajo a Daniel, pero Yarima nunca volvió a Nueva Jersey. El hijo mayor revela que los días de espera se convirtieron en meses, hasta que lentamente entendió que no volvería a ver a su madre.

Despues de un largo tiempo David Good hijo de Yamira  Hacía dos décadas que no la veía y, en 2011, sintió que tenía que ir a buscarla.

David cree que su padre, que para entonces tenía casi 70 años, estaba preocupado por ese viaje y frustrado por no poder ayudarlo más. Pero sí le ayudó a financiarlo, así como a elegir regalos para llevar a la comunidad de la madre. Sus hermanos no quisieron acompañarlo.


Al llegar al Amazonas  un indígena de la zona, se encargó de llevarlo río arriba, maniobrando la lancha por rápidos, cada vez más adentro de la selva. Los estaban esperando: desde más abajo se había corrido la voz de que un pequeño bote estaba en camino. Hombres, mujeres y niños habían llegado hasta la orilla desde la aldea cercana, Hasupuweteri.

David Good con los Yanomami
David junto con los Yanomamis
"Se aglomeraron a mi alrededor. Tenía tantas manos encima, tocándome las orejas, la nariz, acariciándome el pelo…" decia Good.

Después de 19 años sin ver a su madre, tuvo que esperar unas cuantas horas más. Fue Mukashe quien se adentró en la selva a buscarla y ella corrió todo el camino de regreso hasta el shapono.
Con unos 40 años, vigorosa y fuerte, Yarima se paró a recuperar el aliento. David la reconoció apenas la vio.

"Me paré y caminé hacia ella. Y de repente pensé '¿cómo la saludo?' Quería abrazarla, pero no es la manera en que se saludan los yanomamis", relata el joven.
Y continúa: "Fue un encuentro incómodo. Puse mi mano en su hombro, ella comenzó a temblar y llorar. Entonces la miré a los ojos y me largué a llorar yo también"
David Good juanto a Yarima, su madre
David en su encuentro con Yamira
Él nunca le preguntó a su madre por qué se había ido. Ella solo quiso saber si todos estaban vivos y bien, pero no hizo más referencias al pasado.
"Ahí me di cuenta: no me importaba lo que hubiera pasado, no me importaba la controversia antropológica ni lo que dijeran los críticos. No me importaba saber las razones que tuvo mi madre para irse. Yo solo quería tener un futuro con ella y su gente", afirma Good.
Rápidamente establecieron mi lugar en la aldea. No fue como con mi padre, a quien le llevó años ganarse la confianza y ser aceptado", indica David.
"Le dije que volvería. Desafortunadamente ya han pasado dos años, más de lo que hubiera querido", reconoce el estadounidense.
Su organización, llamada The Good Project, busca ayudar a comunidades indígenas a insertarse en la economía de mercado, un proceso que considera inevitableDavid Good junto a su madre

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