Primera intervención Norteamericana 1916-1924

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Desde muy temprano los norteamericanos impusieron su orden al ocupar diversas zonas del país. La toma de la ciudad de Santo Domingo en Mayo de 1916 obligó a las tropas dominicanas, acantonadas en la ciudad y dirigidas por el General Arias, a dirigirse a Santiago y otros puntos del Cibao con la intención de hacerse fuertes y resistir el avance norteamericano. Pero poco después se produjo el desembarco simultáneo de contingentes de la infantería de marina por las ciudades de Monte Cristi y Puerto Plata que, tras algunos combates con las fuerzas dominicanas dirigidas por Arias, se situaron en los alrededores de Santiago y obligaron al caudillo a capitular. Estos combates eran el escenificado en La Barranquita, bajo la dirección del General desiderista Carlitos Daniel, en el cual perecieron más de 20 integrantes de la fuerza dominicana, entre ellos Maximo Cabral. Con la toma del Cibao y de la ciudad de Santo Domingo ya las fuerzas norteamericanas controlaban lo fundamental de territorio y de la población del país, quedando algunas zonas no ocupadas como el Este, donde todavía se pensaba hacer residencia armada, pero sin reales consecuencias.


Entre tanto, el poder legislativo del país designó un gobierno provisional bajo la presidencia del Dr. Francisco Enrique y Carvajal, a la sazón residente en Cuba y quien regresó rápidamente. Dicho gobierno se concibió como punto de consenso de las diversas fracciones políticas en torno a una personalidad de prestigio y que se consideraba abiertamente neutral en relación a las pugnas por el poder entre las fracciones caudillistas. Se tenía como objetivo evitar la pérdida de la soberanía dominicana y llegar a un entendido que posibilitara el reembarque de las fuerzas de la infantería de marina. Pero a este gobierno se le hicieron exigencias exorbitantes, mucho más inaceptables que las contenidas en la nota numero 14, razón por la cual no se llegó a acuerdo con el gobierno norteamericano.

A fin de presionar y obtener una aprobación que legalizara los designios imperialistas sobre nuestro país a los pocos días de su instalación el gobierno norteamericano a la receptoría de Aduanas suspender la entrega correspondiente de fondos al gobierno dominicano por pretextos jurídicos leguleyos; esta medida fue posteriormente ampliada cuando los marines se apoderaron de la administración de las rentas internas del país y pudo decir así Francisco J. Peynado, Ministro de Hacienda, que él era el único ministro del mundo encargado de los fondos del Estado que no manejaba un solo centavo. Todas esas presiones no dieron por resultado la aceptación de las diversas exigencias norteamericanas, lo cual se consideraba importante a fin de neutralizar plenamente el siguiente paso en la subyugante política y económica del pueblo dominicano. En consecuencia, el 29 de noviembre de 1916, el Contralmirante H. S. Knapp, leyó a bordo del vapor de guerra Olimpica la proclama que ponía a la República Dominicana bajo la soberanía del gobierno norteamericano, siendo el mismo Knapp gobernador militar, en tanto la autoridad política quedaba confiada en manos de la Secretaría de Marina de los Estados Unidos.


MEDIDAS POLÍTICAS DE LOS OCUPANTES

El establecimiento del gobierno militar norteamericano tenía por finalidad modificar las modalidades de existencia del Estado dominicano. Se trataba de erradicar las prácticas que impedían la normalización definitiva de la vida del país y la implementación por parte del Estado de las medidas políticas y de las obras públicas necesarias para posibilitar la expansión del poderío económico norteamericano en nuestro país; al mismo tiempo, la reforma de los mecanismos de existencia del Estado tenía por objeto garantizar la continuidad indefinida de dicho esquema de dominación.Ahora bien, para entender la ocupación militar norteamericana no solamente debe hacerse referencia a estas causas en el plano local, consistentes en la incapacidad de los grupos dominantes dominicanos para afianzar un esquema político garante de todo el sistema de dominación. También hay que considerar los elementos coyunturales que se dieron alrededor de la Primera Guerra Mundial. Por supuesto que estos elementos fueron aprovechados para fijar definitivamente un proyecto que estaba esbozado desde mucho antes y para terminar de definir un esquema de dominación absoluta sobre nuestra sociedad.

En las condiciones de la guerra y de aprestos directos a su participación, Estados Unidos requería dedicar gran parte de sus recursos a la industria de armamentos, razón por la cual debía fortalecer sus fuentes de aprovisionamiento de alimentos y materias primas; esta necesidad fundamentalmente se expresó en la escalada política, militar y económica sobre América Latina y el Lejano Oriente. En torno a la República Dominicana, había llegado la hora de desplazar la influencia comercial de los países imperialistas de Europa, principalmente de Alemania, país este que controlaba antes del estallido de la guerra alrededor del 20 por ciento de las exportaciones y el mismo por ciento de las importaciones. Así, la intervención tendría entre otros objetivos y resultados reales canalizar parte importante de las exportaciones dominicanas hacia el mercado norteamericano porque allí se requerían en función de las necesidades de guerra; igualmente, se iba a producir un control casi total por parte de Norteamericana de las importaciones de todo género de artículos realizadas por la República Dominicana (entre 1917 y 1919 se importaba de Estados Unidos alrededor del 90% del total de bienes).



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